El Romero, sin pétalos ni belleza, entristeció lamentando no poder complacer al niño.
Cansada, María se detuvo al borde del río y mientras el niño dormía, lavó su ropa pequeña.
A continuación miró alrededor, buscando un lugar para extenderlas.
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El lirio quebrará con el peso y el lila es demasiado alto.
Las puso entonces sobre el romero y él suspiró de alegría, agradeció de corazón la nueva oportunidad y las mantuvo al sol durante toda la mañana.
-- Gracias, amable romero! Dijo María, - de aquí en adelante ostentarás flores azules para recordar el color del manto que estoy usando. Y no son sólo flores que te doy en agradecimiento, pero todas las ramas que han sostenido la ropa del pequeño Jesús serán aromáticas.
"Bendigo raíz, hoja, tallo y flor, que a partir de este instante tendrán el aroma de santidad y aportarán alegría".
DIOS BENDICE 🌹🙏🏻🌹
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